Yo la verdad dudo mucho que quede algo de productividad entre el tiempo que se pierde en los traslados y la neura de que no vas a llegar al trabajo ni a otros compromisos (clases, ir por los niños -los que tienen-, juntas de trabajo, etcétera) ¿Por qué no eliminar la complicación de llegar a la oficina en días caóticos como estos?
Obviamente hay trabajos que no se pueden hacer a distancia, como por ejemplo los cirujanos, la gente que atiende el mostrador, cocineros, etcétera…, pero la mayoría de los trabajos de oficina sí. Muchas empresas podrían prepararse para el trabajo desde casa en esas situaciones de emergencia, pertenezca o no a su cultura.
Últimamente se ha abierto el debate si el home office ayuda o no a la productividad. La CEO de Yahoo lo eliminó de sus prácticas laborales porque aunque se había visto que aumentaban la productividad en ciertas tareas, los esquemas de trabajo flexibles reducía la colaboración o generación de ideas de calidad e innovadoras, para eso es muy importante tener interacción con los otros. Pero más allá de una política generalizada, en este caso me refiero a cuando por circunstancias específicas se puede instalar por un día o semanas.
¿Qué se requeriría para estos esquemas?
– Empleados responsables y departamentos de RH con apertura. Es gracioso porque pregunté en twitter si alguien hacía home office por las marchas y tuve dos respuestas afirmativas (una era una empresaria que lo permitió en su compañía), pero el resto era algo como «¡hasta crees!» o «en mi puesto no se puede»… y lo peor es que los que decían que no se podía era simplemente política de RH, no necesariamente que la labor requiriera presencia física.
– Enfoque orientado a resultados. Si todos saben qué tareas tienen que cumplir en el tiempo en el que están en esta modalidad, los retrasos se minimizan y se puede hacer más libremente.
– Uso de la tecnología. En muchos casos hay sistemas de seguridad por el que no se puede hacer trabajo desde casa: sólo puedes entrar a los archivos desde la computadora de tu escritorio. Habría que pensar si están preparados en caso de desastre o qué planes de contingencia se pueden armar.
– Establecer formas de reportar y de interactuar. La gente hace más caso en una conferencia por Skype que si es sólo audio, probar este tipo de herramientas para mantener cohesión en el equipo puede ser buena alternativa.
– Advertir a los clientes o proveedores y ofrecer vías de comunicación alternas.
– Sugerir cómo hacer la casa un espacio más propicio para trabajar y acotar horarios de trabajo. La idea del home- office no es que acabes con dolor de cuello por trabajar en la casa, así que el tiempo que Recursos Humanos se dedica a explicar por qué no se permite por políticas de la empresa podría invertirlo en investigar estas cuestiones.
Recuerdo que en mi antigua vida Godínez en El Economista se instauró la modalidad de trabajo desde casa por la gripe porcina. Sí habían como 5 que iban a las instalaciones, pero el resto no se paraba por la redacción para evitar el contagio. Fue una semana o algo así y ni se dejó de imprimir el periódico, ni los reporteros se rascaron la panza (muchos tenían que hacer entrevistas sólo por teléfono, pero lo hacían), ni ningún anunciante se quedó sin ser atendido. Es tema de planeación.
Claro, estos temas pueden usarse en situaciones de emergencia para ampliar nuestras opciones. Adaptarse a marchas diarias por siempre no es alternativa. Toda la semana pasada escuché de familiares y amigos que deberíamos manifestarnos contra los manifestantes cuando no estamos de acuerdo, porque sólo se escucha siempre a una parte y creo que tienen razón, pero ese es otro tema. Regresando a lo laboral ¿ustedes qué hacen para sobrevivir los días caóticos?