Lo primero: que no cunda el pánico. Una de tus grandes ventajas es que tienes el tiempo a favor y más facilidad para cambiar tus hábitos, así que te será más fácil que alguien que llega al retiro con deudas. Eso sí, no es magia y necesitas echarle galleta, pero de que se puede, se puede.
¿Por dónde empezar?
1. Haz una «auditoría de deudas». Cuánto debes, a quién, a qué costo, cuáles se deben pagar primero, qué cantidad necesitarías al mes para cubrir todas tus deudas. Tener la dimensión de tus deudas te ayuda a priorizar… y también a ser realista de cómo las podrás liquidar.
2. Encuentra la causa de tu endeudamiento. Las deudas no son aparecen por generación espontánea, así que acá tienes que ser crítico y maduro y aceptar por qué llegaste a este punto. Mucha gente quiere irse directo a la reestructura sin saber bien por qué se endeudó y así sólo le estás poniendo una curita a la hemorragia. Si no conoces la causa de tu endeudamiento, no podrás salir o volverás a caer.
Los motivos principales por los que la gente se endeuda son (palomea el que se aplique a tu caso):
A) Gastar como poseído y por arriba de sus posibilidades. Sí, es duro aceptar que no eres Bill Gates o Paris Hilton, pero puede que eso que pagaste con tarjetazos no sea acorde a tus ingresos… al menos por ahora. Esto incluye desde las adictas a la ropa, los adictos a las figuritas de acción o gadgets hasta los que estaban empeñados en comprarse una casota porque si se apretaban el cinturón según sí les alcanzaba y a la mera hora no y cualquier otro que haya hecho cuentas alegres (checar este post y este).
B) Le salió un imprevisto y al no tener fondo de emergencias los sacó de balance. Aquí entran tanto enfermedades como desempleo o un problema con negocios.
C) No saber usar los créditos o considerarlos ingresos extra.
D) Se endeudaron para prestarle a alguien que no pudo o quiso pagar después. Grandísimo error de juventud. Si queremos prestar, ok, pero no podemos prestar dinero que no tenemos porque eso va en contra de nuestra propia estabilidad financiera. Estas historias son el eterno “Te lo dije!!!”
Puede haber otros, pero eso es de los más comunes. Sea cual sea el tuyo, tienes que detectarlo y modificarlo para que en el futuro no vuelvas a tropezar con la misma deuda: Bajarle a las salidas, hacer un fondo de emergencias, aprender a usar bien tu tarjeta, etc.
3. Aceptar que tienen que pagar y buscar los recursos. Aquí no hay de otra: cualquier «solución» que no sea pagar -de preferencia el total- va a traer consecuencias futuras a tus finanzas. La más visible es que se dañe tu historial y no te den crédito para proyectos más importantes como una casa o un negocio, pero también está el acoso de cobradores, que no puedas tener productos financieros adecuados (y no sólo en crédito), rentar en el lugar que quisieras o incluso te nieguen algunas chambas porque algunos ya checan historial crediticio. Los de Defensa del Deudor tienen como una idea del karma crediticio, en el sentido de que es difícil que generes abundancia si no pagas lo que debes.
Checa tus ingresos y gastos y cuál es la cantidad real disponible para el pago de deudas.Si la cantidad es menor a lo que requerirías para agilizar el pago de tu deuda (el doble o triple del mínimo en el caso de tarjetas), primero intenta reducir gastos o buscar una fuente alterna de ingresos. Si aún con esto no te alcanza, busca una reestructura. El libro «De Deudor a Millonario» y los sitios de El Peso Nuestro o Defensa del Deudor (foros y guía) te pueden ayudar mucho.
Si tienes más de una deuda y de verdad estás en una crisis, no dejes de pagar todas. Trata de mantenerte al corriente en alguna para que mantengas un buen historial con esa. En un caso extremo, si todas las renegocias y no dejas una al corriente, pasando los 6 años que se queda el registro te quedarías en ceros y también es difícil que te den crédito si no tienes registros (es como no tener historial).
En el tema de la renegociación el caso más extremo es la quita (pagar menos de lo que debías con intereses). Hay que tratar de evitarlo a toda costa para no dañar el historial, pero si estás en una situación de endeudamiento grave puede ser tu única opción. Aunque suene irónico, si quieres negociar una quita necesitas ahorrar, si no tienes un monto qué ofrecer, no puedes acordar nada. Si para esto quieres recurrir a una reparadora de crédito, lee antes este post.
4. Ahorra mientras pagas. Aunque suene complicado, es importante que empieces a ahorrar porque a muchos les pasa que van pagando re bien, pero se les atraviesa una bronca y como no tienen un colchoncito, de nuevo se endeudan.
5. Reprográmate. Saca de tu cabezota frases como «lo bailado nadie me lo quita». Una mejor versión es «Soñando y presupuestando» o si eres muy gastalón o gastalona: «todo se puede, pero no al mismo tiempo».
Lo único positivo de tener un descalabro con las deudas cuando eres joven, es que si realmente aprendes, como ya tienes experiencia, tienes más posibilidades de ser cuidadoso y tener una mejor vida financiera hacia adelante. Escarmienta, haz tu colchoncito y no vuelvas a meter la pata.
Nuestros veintes y treintas es una etapa para construir la vida financiera que queremos tener ¡claro que podemos disfrutar y darnos gustos! pero inteligentemente para que esos gustitos no se coman a nuestras metotas a futuro.
Buena semana!!!!