Aún recuerdo cierta propuesta «ganar-ganar» donde el tema es: «Tú das una conferencia gratis (para que luzca nuestro evento) y nosotros te damos un stand para libros (en un público que seguramente como iba a un festival donde les daban regalos no iban en plan de comprar ni un chicle ni de visitar stands para informarse de nada)». La organización en sí me interesaba y aunque no lo acostumbro, ofrecí un segundo arreglo que no implicaba honorarios, aunque sí cierto costo indirectos para sus patrocinadores y que me asegurara a mí tener un público realmente interesado, pero tampoco les pareció. Les di las gracias por su ofrecimiento, que lamentablemente tenía que rechazar… aunque en realidad fue fácil decir que no, cuando de ese lado estaban interesados en recibir, pero no tanto en dar.
Yo tengo el fuerte principio de no trabajar nunca gratis, porque lo gratis no se valora, aunque claro el «algo a cambio» no necesariamente tiene que ser dinero en todos los casos, pero sí algo que equivalga para mí en valor a lo que yo estoy dando. Ahí está el delicado equilibrio del «ganar, ganar».
Estamos en una nueva era de colaboración. Hay más prácticas de consumo colaborativo, hay gente que se junta para proyectos simplemente porque les gustan, competidores que se asocian para hacer más ruido juntos e incluso en el que ya hay prácticas entre profesionales y otros profesionales, profesionales y empresas o simplemente cuates y cuates, que empieza a parecerse al «trueque»: unos intercambian con otros bienes, servicios, conocimiento, etc sin que ni un billete pase por sus manos.
A mí eso me parece muy bueno, productivo y aportador, claro, siempre que la relación sea recíproca, cuando no, simplemente no es colaboración, es gandallismo.
Cuando nos movemos al plano «lucrativo» 100%, es más marcado y se vuelve más importante preguntarse de qué tipo de «ganar, ganar» se está hablando. El clásico «cliente» que te pide que le hagas un descuento, y otro y otro y encima te paga tarde o nunca te vuelve a comprar, o los que te aseguran que si le chambeas gratis sin nada a cambio eso te va a abrir puertas, el que sólo trabaja bajo «sus términos» y si no te gusta «la puerta está muy ancha» o el que en una negociación exige todo y no concede nada, esos son los que hay que huirles.
Los que malinterpretan el ganar, ganar pueden ser socios, clientes o hasta proveedores, en todos lados se cuecen habas, pero ¿Cómo identificar un «yo gano, yo gano y después vuelvo a ganar»?
1. No buscan dar nada a cambio… y quien no lo ofrece desde el principio nunca lo dará. Chance de verdad «no hay presupuesto», pero entonces que realmente les echen la mano con relacionarlos, les ayuden a conseguir descuentos, los promuevan… que haya intercambio real. A mí me han tocado Empresas que no quieren pagar por un servicio que una ONG sí está dispuesta aunque sea con intercambios, recaudando fondos, patrocinios, vendiendo boletos etc… siempre se puede ofrecer ALGO.
2. Son inflexibles. Con ellos no hay negociación, sólo sus chicharrones truenan, es «my way or high way»… y así. Está relacionado con el punto anterior porque puede que no puedan pagar, pero podrían ofrecer algo o incluso cuando se les dan alternativas, tampoco aceptan. Un buen ejemplo, el clásico proveedor que si no es bajo sus condiciones no te da el servicio (consejo: busca otros ¡viva la competencia y la multiplicidad de opciones!).
3. Hacen un negocio y no te vuelven a buscar… o sólo que ya todos los batéen. Porque los «yo ganar,yo ganar» son corto-placistas y en realidad, triste decirlo pero: sólo quieren exprimirte lo que puedan y rápido, de preferencia.
4. Son muuuuy insistentes para SUS cosas, pero bastante «dispersos» para las de otros. Te llama 40 veces para TU diseño, pero aunque le hayas hecho el paro con la cotización «anda en juntas» siempre que quieres cobrarle; O dijo que a cambio te presentaba a su cuate no sé qué que él seguro te da mejor precio y su cuate en vacaciones perpetuas.
5. Huyen de formalizar cualquier acuerdo. ¿Contrato? ¿convenio? ¿qué es eso? A veces ni a mail llegamos, todo «platicadito»… demasiado espacio para «malentendidos».
6. Exageran el valor de SU parte del intercambio y menosprecian lo que tú estás aportando. Pueden ser desde formalmente darte cotizaciones infladas para que te salga complicado el intercambio hasta actitud de «hasta sales ganando…»
7. Normalmente tienen mala fama porque lo hacen con casi todo el mundo, por eso siempre es bueno pedir referencias.
Ok, ya los identificaste ¿y ahora qué?
Idealmente, ¡poner pies en polvorosa! pero si con todas las advertencias aún quieres trabajar con ellos es muy importante poner en claros tus límites antes de empezar cualquier «asociación»: ¿Cuánto tiempo? ¿Qué abarca? ¿qué número de cosas/horas/etc? ¿Qué disponibilidad debe de haber (ejemplo si está sujeto a carga de trabajo)?… y si no aceptan, pues «no , gracias». Seguramente con alguien más podrás obtener un mejor acuerdo.
Para colaborar en esquemas libres el primero tenemos nosotros que tener claros bajo qué criterios lo haríamos y dar un plazo para que cualquier relación profesional fructifique. Pensemos que te dedicas a algo de comunicación y tus criterios son «dinero vs proyección». Sería como trazar estas dos palabritas en ejes y ver cada relación si alcanza el punto para que las hagas.
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Pensemos también en las causas cercanas a nuestro corazón o proyectos personales. Chance no lo haces por dinero, pero sí por su impacto social o comunitario, ahí entraría lo mismo.
Creo que en colaboración en negocios o desarrollo profesional todavía nos falta mucho por aprender. En Estambul me llamó mucho la atención que los operadores de turismo realmente no se peleaban por los clientes e incluso si uno de ellos no ofrecía el servicio, te recomendaba a otro o no se enojaban si no les comprabas, igual te daban las explicaciones y chance otro día si de verdad pensabas adquirir ese servicio, lo harías con ellos que te atendieron antes.
A mí me llamaba la atención y le pregunté a un chavo de una agencia de viajes y bien campechanote me contestó:
«What goes around, comes around»… lo decía como en un tono de «eventualmente todo se regresa»… y seguramente tiene razón, sólo basta con rodearse de gente que de verdad lo entienda y dejar a un lado a los que no, ¡que se agarren a otros de sus puerquitos (y no capitalistas)!