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¿Qué quieres ser cuando seas grande?

¿Cuando eran niños alguna vez jugaron a los bomberos? ¿A los policías? ¿A los doctores? ¿A los científicos locos?…. Y ¿a la profesión que tienen hoy?

Hace unas semanas estaba leyendo «Visión empresarial», el libro de Miguel Ángel Arcique y en una parte decía que nunca deberíamos dejar de preguntarnos qué queremos ser cuando seamos grandes, porque al final nadie nos ha dicho cuando se convertía uno en gente GRANDE ( se podría completar con que eso lo define cada quién o que nunca somos demasiado grandes).

Para ser completamente sinceros yo me pregunto aún qué quiero ser cuando sea grande. Sé que amo lo que hago y nada me haría más feliz ¿pero para siempre así como lo hago hoy? ¿Cómo podría ser mejor? ¿Me darán ganas después de ampliar o cambiar de carrera?

Por una casualidad me topé con este video de la diseñadora Diane Von Furstenberg (el famoso corto de Google Glass), sobre la mujer que quería ser cuando tenía 5 años. Independientemente del contexto, me pareció inspirador:

Mi mamá cuenta que cuando tenía 4 años tenía mi vida muy arreglada, según yo. Decía que iba a ser maestra y bailarina y que con mi esposo me  iba a turnar para cuidar a los niños (desde que era un moconete a esa tierna edad ya sabía que iba a necesitar un amor de mi vida apoyador con mis mil loqueras y proyectos). Mi tía Florecita cuenta que yo decía que iba a ser «rica millonaria», la veracidad de esa afirmación aún está bajo investigaciones, pero ella jura que sí. Bella era mi «princesa» favorita de Disney porque quería «aventuras que al mundo asombren» (ok, es cursi pero tenía yo 9 años, déjenme ser).

Cuando se me hace bolas el engrudo (y las ideas), cuando la vida se me pone complicada o tengo decisiones difíciles, siempre pienso en cuando era chiquita y las ilusiones que tenía sobre mí misma «cuando fuera grande». Con mi chamba de todos los días trato de no decepcionar a esa Sofi.

 

 

Con «mi hermano es un chiste»…

 (les debo la foto de bailarina, la voy a buscar)

Es fácil clavarse en las obligaciones, las satisfacciones materiales o la competencia, pero lo que no hay que perder de vista es ser lo que queremos ser de grandes y encaminarnos paso a paso al trabajo de nuestros sueños.  Si el trabajo fuera lo que siempre soñamos nuestras posibilidades de éxito serían mayores.

Una pregunta que creo que hay que hacerse siempre -sea una racha buenísima, regular o mala- es¿ Qué tan feliz soy?

Hay alguien que me encanta lo que hace que es Marco Ayuso. Podría resumir su chamba en: «convencer a las personas de que hagan lo que les apasiona» y las hace felices. Acá pueden leer un poco del «Test de la pasión» y descargar un ebook que hizo de cómo convertir esa pasión en negocio.

Amé uno de sus posts sobre qué le hubiera gustado que le dijeran a los 17 años – sí, a esa edad en que hormona mata neurona, y aunque no sabemos bien quién somos, hay que decidir a qué nos queremos dedicar en la vida. En una parte del post decía que no escojas la profesión por el salario porque quien chambea bien puede ganar bien en lo que sea. Yo, que estudié periodismo, no precisamente el oficio mejor pagado del mundo, creo que tiene toda la razón.

El Pequeño Cerdo Capitalista salió de un hobby (blogguear de finanzas personales en mis horas muertas en la redacción) y hay miles de ejemplos de negocios que salen de cosas que haces por «amor al arte». Creo que pasa porque cuando haces algo que amas aportas más valor. No necesitas que te den una descripción de puesto (chance el trabajo de tus sueños aún no existe y hay que inventarlo) y a veces ni salario para «trabajar» en lo que quieres. Busca el tiempo para hacerlo de forma amateur y posiblemente pueda volverse en una profesión o aprendas al menos cómo enfilarte a eso.

Mucha gente con envejecimiento mental prematuro -porque no se me ocurre cómo más decirle- se la pasa en el me hubiera gustado ser tal o cuál, pero como decía mi abuelito Luis «Hay más tiempo que vida». Sin importar qué edad tengas, puedes o DEBES aventarte a hacer un cambio de carrera.

La esperanza de vida en algunos lugares del mundo es de 90 o hasta 100 años, en México al nacer son 75 años, pero si sobrevives a los 30,hay altísimas posibilidades de pegarle a los 80. Esta longevidad implica que no nos vamos a apoltronar en una mecedora desde los 65 años y que tampoco podemos pasar 70 de nuestros 90 años haciendo exactamente lo mismo.

Salvo que quieras ser deportista de alto rendimiento (aunque los ultramaratonistas no siempre son chavillos y hasta hay un libro de 50 atletas en sus «50’s») o Señorita México, la edad no es un problema necesariamente. Entonces, ¿qué quieres ser cuando seas grande?

 

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