Cuando recién había salido el libro del Pequeño Cerdo Capitalista un amigo me presentó a un lector de Puebla que quería algunos consejos sobre negocios.
Él había comprado una máquina para hacer calcetines porque su papá, que se había quedado sin chamba, antes trabajaba en una empresa que eso fabricaba. En parte quería mantenerlo ocupado y en parte sí era para que pudiera generar ingresos. Total, para no hacer el cuento largo, lo de la máquina había salido mejor de lo que esperaba y aunque ya tenía algunos clientes locales y tianguis no sabía cómo expandir el negocio.
Yo le pregunté una obviedad gigante: ¿Y no has pensado en contratar distribuidores? Su respuesta fue: Sí y hasta se me han acercado algunos que venden en Walmart porque es buena la calidad de los calcetines y a buen precio, pero se quieren llevar un porcentaje alto de la ganancia.
Alto era como 30% que la verdad no es tanto. La distribución es de lo más caro y más vital en un negocio porque finalmente podrás tener un productazo, pero si no está a la mano para tus compradores, no se va a vender. Poner en los anaqueles tiene su chiste, implica negociaciones y logística.
Por poner un ejemplo, en las tiendas departamentales si vas a entrar con distribuidor tienes que contar que a ellos hay que pagarles como 50-60% del precio final (esto puede variar de departamento en departamento, pero ese ejemplo me lo contó alguien de joyería, y ya incluía el descuento que pide la departamental).
Pero total, el caso es que este chico pese a que con distribuidores su negocio podía ser más grande, él prefería en principio seguir siendo un negocio pequeño, que ceder parte de su utilidad. En este ejemplo el tema era por los distribuidores, pero cuántos emprendedores no crecen o hasta se achican por querer tener el 100% de un twinkie wonder cuando podrían tener el 40-50% de un pastelonón sabiendo asociarse, contratando distribuidores o cualquier forma de crecimiento que implique dar una participación a otros.
A veces da miedo perder ganancias, pero no asociarse o contratar puede implicar que estés dejando de ganar mucho más de eso a lo que te estás aferrando hoy. Para pasar del changarro al negocio saber analizar cuándo conviene tenerlo todo y cuándo repartir con terceros, es fundamental.
Ustedes, ¿qué porcentaje quieren?