Hace unas semanas estuve en una reunión con una diseñadora industrial bastante talentosa que tenía una tienda virtual de cosas tejidas muy locochonas: cactus, gallinas, perros tomados de algún canino real que sus amos amaban tanto que lo inmortalizaban en estambre, incluso un artista consheptuaaal le pidió que le tejiera leche y jugo derramados para una instalación. Una tejedora moderna.
Ya les contaré en otro post de los problemas que tenía para crecer ese negocio (como ella quería tejer todo, por aquello del «toque personal», su proyecto no era escalable, por ejemplo) pero platicando con ella llegué a una conclusión: los diseñadores industriales, pero en general todos los que están en industrias creativas saben poco de propiedad industrial – léase marcas, patentes, licencias- e intelectual – derechos, esquemas de regalías-, y ese podría ser un GRAN elemento de su negocio, una fuente de ingresos más estable y lo mejor: permitirles mantener la propiedad de sus creaciones o explorarlas sin tener que venderla al 100% o si las van a vender, venderlas mejor cotizadas que simple talacha.
Dentro de su múltiples ideas, está diseñadora había hecho en la escuela mobiliario para bebés armable por los papás, convertible en otros usos y de fácil transportación. Como ella no tenía tiempo, ni dinero de producir (y aparentemente tampoco muchas ganas), le iba a vender el diseño a un chavo de una mueblería. El dilema era que no sabía si ella querría usarlo más adelante y al venderlo ya no podría o incluso si no, si lo estaba cobrando bien (para el tema de cobrar pueden ser útiles algunas ideas de este post y este otro).
¿Y entonces? Pues entonces yo, que de diseño industrial sé lo que ustedes de la amígdala en los marsupiales, le pregunté sí había considerado hacer una licencia sobre su mueble.
Me miró con ojos de plato y preguntó: «¿a poco se puede?». Yo no estaba segura al 100% pero me sonaba a que sí, entonces consulté a Vianey Romo, mi abogada de marcas de cabecera (que también conoce de patentes y tiene socios de derechos de autor, por eso es mi abogada), y me dijo que efectivamente si está chica había hecho un diseño podría registrarlo ante el Instituto Mexicano de la Propiedad industrial (IMPI) y venderle una licencia de uso al mueblero, ya fuera de forma exclusiva, no exclusiva y por la temporalidad que ella quisiera.
La diseñadora podía definir la dichosa licencia por lapso de tiempo o incluso por número de muebles y hasta podían acordar que llevara su nombre, para que eso también le beneficiara en prestigio o construcción de su marca.
Con esto ella podía sacar provecho de un proyecto de la universidad que estaba empolvado en sus cajones, sin renunciar a él por siempre jamás e incluso con la posibilidad de recibir ingresos de él de más de un cliente o poder explorarlo ella más adelante.
Esta chica decía que en su escuela salían muy bien preparados pero que no llevaban clase de costeo y no sabían bien cobrar su trabajo (checar este post). Y si de eso no sabían ¡¡¡pues menos de propiedad industrial!!!
De hecho, el tema de propiedad industrial no es sólo importante para un freelance, también para los emprendedores: puede ser un elemento muy importante a la hora de valuar su empresa y salir a buscar capital (pueden leer un poco más de valuación en el capítulo 8 de Pequeño Cerdo Capitalista – Inversiones) .
Hay mucho más que averiguar sobre cómo registrar su marca o si se trata de una patente o no, pero espero que este post les dé alguna idea de nuevas cosas que podrían hacer con lo que generan e inventan.
Les recomiendo darse una vuelta al IMPI (aparte pueden visitar la sala de archivo, es súper divertido, haré post al respecto pronto) y por supuesto les recomiendo a Vianey Romo para asesoría de cómo pueden explotar su propiedad intelectual, la localizan en vromo@srva.com.mx
Bonito, productivo y creativo martes a todos! OINK$$$!!!!
Muy buena información. La verdad a veces por no saber detalles tan valiosos como estos se nos escapan de las manos muy buenas oportunidades. Gracias por compartir la información y la experiencia.
Muy buen post, este tipo de temas son los que no se dan en las escuelas, ciertamente, cuando uno es contratado como freelance u outsorcing, no sabe cuanto cobrar, si por horas, por proyecto, etc. y muchas veces las empresas aprovechan esta ingenuidad. Solo una duda, que tan cierto es que cuando desarrollas un buen concepto escolar, no lo puedes explotar ya que el proyecto realmente le pertenece a la institucion donde la desarrollaste?? Es solo taboo???
Hola Rlovera!
Depende: si eres investigador y te pagan una beca por eso, efectivamente sería de la institución, salvo que pactaras algo distinto en un contrato. Si sólo es una universidad o algo así y eres estudiante no tendría por qué. Regístralo.