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«Es una inversión para no tocar en un año»… ajá ¿y las emergencias?

No es nada fácil establecer los plazos de nuestras inversiones, sobre todo si es la primera vez que nos animamos a dejar el colchón para poner el dinero a trabajar, pero es una de las cuestiones más importantes para decidir en qué podemos meter nuestra lana.
¿Cómo? sencillito: la regla es que entre MENOS tiempo tengas para invertir MENOS riesgo puedes asumir – una buena  forma de entender el riesgo en este contexto es cuánto puede variar el rendimiento o incluso capital que metí-, por la simple razón de que si tu inversión tiene poco tiempo para recuperarse, si se da un trancazo, puede que el plazo que te queda no sea suficiente para que se recupere si lo vas a sacar en tres meses. En cambio, como dice «Volver» -ahí sí, yo bien tanguera- una caída de días o meses en una inversión, en «veinte años no es nada», igual rebota y no es nada grave porque tienes esas décadas para que se recupere y suba.
En twitter todas, pero todas, las semanas hay alguien que cree que la respuesta es como de trivia de Chabelo y pregunta ¿cuál es la mejor opción de inversión para ______ (ponga usted la cantidad que guste)?  Los montos van normalmente desde 10,000 hasta 400,000 pesos (más, aún no me han preguntado), pese a que no hay una respuesta única o que tenga que ver con el monto. Sin ánimo de necear: más que cuánto -que puede ser relevante sólo arriba de 1 millón de pesos y si le quieres entrar a casa de bolsa- la pregunta es ¿cuánto lo puedes dejar trabajando, realmente sin tocarlo ni por una emergencia?
Un chico después de darme su monto me dijo «es para no tocar en un año» y yo me pregunté ¡por nada del mundo? ¿Ni por emergencias? ¿seguro, segurísimo?
«Sin tocarlo por nada del mundo» debería ser la frase cuando establecemos nuestro horizonte de inversión – que chula palabra, ¿a poco no se imaginan una puesta de sol y viendo «hasta  siempre»?- Y la parte de decir que ni para emergencias es una advertencia de que las inversiones son lana o extra o que no te hace falta en el momento y que para imprevistos debes tener un guardadito más líquido.
Pensemos que decides que todo tu aguinaldo lo vas a meter a la bolsa -que en teoría si te metes es con miras de quedarte tres años, claro si hay utilidades buenísimas las tomas, pero si pierdes en el lapso te aguantas- y tú piensas vivir solo con tu salario. Pero ¡chácatelas! chocas y no tienes para el deducible y tienes que sacar dinero de tu fondo de bolsa justo el día que Empresas LeCuac anunció un recorte de personal porque se les cayó una negociación y entonces tu fondo vale menos y le pierdes.
No es que no tuvieras la intención de invertir a tres años, sólo que no tuviste la precaución de tener una parte de tu lana en un instrumento más adhoc para las emergencias, con poca variabilidad, que si lo sacas en mal momento no represente una pérdida.
Iván González, un controlador de riesgo, dice que por lo que sea que pueda pasar, incluso el inversionista más agresivo, siempre debería tener al menos 10% de sus inversiones en algo líquido que pueda sacar con facilidad sin perder, para las emergencias.
Poner toda nuestra lana en una inversión y no tocar puede sonar muy radicaloso -sobre todo nunca la has dejado quietecita y fuera de tu alcance ni en un pagaré- pero no tienen que ser todos los pesos a los mismos plazos.
Ahí es donde entran justamente tus metas. Hay que darle a cada peso el nombre de cada una de ellas, para que solito, solito, se vaya al instrumento que le corresponda.
Para simplificar, en este punto sólo vamos a hacer una linda tablita de la meta y su plazo, más adelante tú eligirás los posibles destinos de inversión.

Tabla de
Meta         plazo

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