Fue muy complicado escoger, porque muchos tenían historias padrísimas (aparte de las que poquitas que he subido al área oficial de testimonios, que prometo, ya me aplicaré), pero al final ganaron los tres que van a leer porque muestran todas las ganas que le han echado a salir de situaciones financieras difíciles, o en el caso de Abel cómo una nueva forma de pensar les puede ayudar a aspirar a más, a no conformarse y llegar más lejos de lo que suponían en unos pocos años.
Creo que todos podemos aprender algo de sus historias, así que se las dejo en el orden que llegaron: Primero Steph, luego Abel y por último el de Adriana.
Steph: Cómo salir de una «deuditis aguditis», aún si la ocasionó una reducción de sueldo
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Abel: Cómo lograr prosperidad para cuando cumplas 35 años, con sólo cambiar sueños guajiros por planes
«Como algunos ejemplos en el libro, llevo un año trabajando en un empleo bien pagado (nada espectacular, pero bien pagado para un recién egresado sin título ni oportunidad de ejercer su carrera en la ciudad donde vive). Entre mis metas esta invertir en la escuela de artes marciales en la que estudio para hacerla crecer, capacitarme en disciplinas en distintas partes de México (y/o el mundo) e invertir en el colectivo artístico-cultural en el que colaboro. Encima de esto, ¡En tres meses voy a ser papa!
¿Gustan saber qué planes tenía para cumplir mis metas? Ahorrar… ¿Para pagar todo lo que ocupará mi bebé y su educación futura? Ahorrar ¿Cómo iba a ahorrar para esto? De la misma forma que he ahorrado este año ¿quieren saber cuánto llevo? – 500 pesos.
Afortunadamente no tengo deudas graves… desafortunadamente esto es por miedo a usar crédito. Lo que significa que en mi historial crediticio no hay más que taches de mi compañía telefónica (que ni sabía que contaba, aunque tampoco sabía muy bien cómo funcionaba el historial crediticio).
No sabía, pero absolutamente nada, ni lo primero que hay que saber sobre inversiones, seguros (si acaso el del carro y fue al tin marín) o ahorro para el retiro (¡¡ Y yo trabajo para un fondo de ahorro para el retiro de maestros del sindicato!!).
Economizando palabras (wink, wink [¿o debería decir oink, oink?]), por el camino que iba, a los 35 años (tengo 23) estaría frustrado por no haber llevado a cabo los proyectos que conglomeran mis sueños en la vida. Estaría frustrado de saber que en diez años de trabajar, mis ahorros no pasarían de (si a caso) un par de miles (tal vez en negativo). A las 45 estaría temeroso, casi paralizado de miedo al caer en cuenta que el ahorro para mi retiro estuvo siempre en mis manos y que me las podría ver muy negras más adelante y para los 65 estaría dependiendo de quién sabe quién preguntándome por qué nunca se me apareció la oportunidad de éxito en mis proyectos.
Pero, se preguntarán, esto todavía puede pasar; entonces ¿cuál es el cambio real o tangible de haber leído el libro? El cambio es el haberme dado cuenta que mis planes no eran ni planes, eran ideas, sueños, deseos pero no planes, que estaba a merced de milagros para lograr mis metas en la vida. El cambio es que, en vez de darme cuenta a los 35 o 45 o 65 años que no entendía para nada cómo funcionan las finanzas personales, me di cuenta hoy.
Ya reestructuré mi forma de hacer presupuestos y mis planes para ahorrar, hasta empecé a valorar más lo que a simple vista es muy poco para tomar en cuenta; y eso no es más que el comienzo. Antes imaginaba mi futuro y me imaginaba batallando quincena a quincena, pero ahora ya puedo imaginarme con un fondo para emergencias, uno de ahorro, uno modesto de inversiones y seguros suficientes para protegerme a mí, mi familia, mi casa y mi retiro.Si me hubieran dicho que yo tendría todo eso en diez años yo preguntaría: ¿y en qué año me saque la lotería? Ahora sé que no es imposible ni es magia tampoco y esto no hubiera sucedido si no me lo hubieran explicado con manzanitas y de forma amena como lo hizo este libro. Tengo mucho trabajo por delante, pero ahora al menos me podré dar cuenta cuando estoy avanzando y cuando no (y claro, puede que un libro-agenda no me caiga nada mal para enseñarme algo de organización ).
En una sociedad donde no se le enseña a la población general lo que es manejar el dinero, este libro se debería estudiar desde la secundaria en el programa escolar. Ojalá todo México lo llegue a conocer, estoy seguro que eso es en gran parte lo que nos falta: saber y entender que no sabemos ni entendemos cómo funciona el dinero. Así como alguien que nos lo sepa explicar en nuestro lenguaje. Por lo mismo aprovecho para agradecer infinitamente, porque puede que ahora mi vida y la de mi familia sea muy, muy diferente a lo que me imaginaba. Gracias.
Nunca tuve el habito de ahorrar y menos de manejar mis finanzas, nunca, hasta hoy que me vi en la necesidad de aprender o por lo menos de intentarlo en tiempo récord, ¿por qué? pues porque la casera no va a esperar a que otro príncipe azul me rescate.
Siempre viví en casa de mis padres, llevo 10 años trabajando y nunca me pidieron nada de mi sueldo, no gano mucho, 8 mil al mes, y en todo ese tiempo no ahorré nada.
Cuando me fui a vivir con mi pareja realmente pensé que toda mi vida estaba resuelta y con ella mis problemas económicos terminarían, no porque fuera yo a ser una mantenida, sino porque realmente entre dos los gastos son menos pesados.
Cuando nuestra relación empezó pues claro que yo tenía mis deudas, tarjetas de crédito, departamentales, radio, celular, maestría, y lo que se fuera acumulando. El es buenísimo manejando las finanzas su historial crediticio impecable, jamás ha pagado un interés de nada. Así que acordamos que sería él quien se encargaría de las finanzas de nuestro hogar.
Todo era miel sobre hojuelas, hacíamos un viaje al mes a otro estado, pagábamos gasolina, gym, el super, etc. Él siempre tan organizado y yo cada quincena le entregaba mi sueldo intacto, solo le decía que me diera para mis «chicles», pues no ocupaba más.
Total que llegó el día más temido donde me dice «me voy de la casa». Como se imaginarán el mundo se me vino encima, porque aparte de todo, me pidió la mitad de las cosas que habíamos comprado juntos, y las cosas que su familia nos había dado. Los muebles me los dejó pero con la condición de que se los pagará y mi anillo de compromiso . Un buen día llego a mi casa y la encontré semi-vacía. Sin exagerar, no me quedo ni un plato para comer. Era diciembre, lo recuerdo y sólo tenía un juego de sábanas y una cobija.
Y ahí me ven como la muñeca fea sentada en el suelo del rincón de la cocina con unos muebles que no eran míos (aún) sin un plato donde tragar y con la incertidumbre de que iba yo a hacer de mi vida. Después de llorar hasta el otro día, dije ¡ya hasta aquí! Y como dice mi madre: «si la tristeza me tira, el orgullo me levanta». Con las pocas fuerzas que me quedaron me levanté ese domingo víspera de Navidad y con los últimos 500 pesos que me quedaban, me fui a comprar una vajilla para 4 personas.
El regresar con mis padres jamás fue una opción, si ya había dado un paso tan grande no podía dar 2 atrás y escuchar un «te lo dije». Mi terror era el $$$ ¿qué iba yo a hacer, para pagarle los muebles, mi tarjeta, la gasolina, renta, servicios, despensa y terapia? Porque encima de todo caí en depresión con todo y mi vajilla nueva.
Así que como eran vacaciones y yo necesitaba hacer algo con mis deudas, Ojo, no finanzas, DEUDAS, pues que me pongo a investigar. El primer blog que me llamó la atención fue Cabrona y millonaria, pero con mi depresión no me sentía ni Cabrona ni millonaria así que seguí picándole a la compu y fue como llegue a este blog, el Pequeño Cerdo Capitalista y leí y leí y releí, lo que no entendía, a veces tenía que consultar wikipedia para entender palabras y términos que en mi vida había escuchado como eso de CAT, hasta la fecha no le entiendo muy bien.
Ya con una idea general de mi situación financiera y con lo aprendido de este humilde blog puse manos a la obra.
– Lo primordial antes de lo esencial, 1 palabra RENTA, me puse al corriente y pague 1 mes por adelantado.
– Con todo el dolor de mi corazón me tocó compartir el departamento, con mis muebles fiados y con el botín de guerra que me tocó.
– Generar mas ingresos, ni modo ahora en mis tiempos libres soy freelance.
– Reconocer mis fugas. Lo admito llevo una lista con lo que gasto y otra con lo que debo.
– Ahorrar, y no me refiero a sólo dinero: ahorro el agua, luz, comida, la ropa…
– Cero tarjetas. Estoy pagando la de crédito obvio cuando puedo pago el monto para no generar intereses y cuando no, pues siempre me aseguro que sea más del mínimo.
– Cuando no tengo dinero, porque hasta la fecha a veces me quedo sin un triste peso, uso la tarjeta pero siempre asegurándome que sea para 2 cosas vitales: despensa y gasolina, no más.
– Ahorro, ahorro todo peso que veo, cuando es viernes vacío mi cartera en el puerquito. 🙂
Mi status actual.
– Jamás he quedado mal con la renta
– Mis tarjetas poco a poco van quedando pagadas, yo espero en 4 meses más liquidarlas.
– Ahorro mucho, mi puerco ahora tiene como $3000 pesos de puras monedas de 1 y 2 pesos.
– Mi cuenta de banco tiene arriba de 5 mil sólo para emergencias.
– Mi deuda con los muebles ya casi la saldo.
– Sigo leyendo todo lo de este blog y muchos otros para aprender más.
– Mi sueldo no ha cambiado, pero mis ingresos de freelance me han ayudado muchísimo para salir a flote.
– Ya no me he quedado sin comer, porque hasta eso me tocó pasar. (Si claro, como consecuencia ahora soy talla 5)
– Sigo asistiendo a mi terapia.
Les dejo lo que fue básico para mi.
– Organizar los gastos.
– Programar pagos a tiempo.
– Ahorrar cada centavo que nos sobre.
– Nunca es tarde para tomar el control de nuestras finanzas.
Yo realmente me siento muy orgullosa de mí, jamás pensé que me volvería tan responsable con mi dinero. Me siento libre y feliz de que a pesar de que tenía todo en contra he salido adelante y lo mejor es que lo hice sola sin necesidad de pedir prestado. Pequeño Cerdo Capitalista me dio una patada en el trasero literalmente y me salvo la vida.»